Siempre me ha llamado la atención esas personas que con los demás son un amor, pero con sus hijos y pareja son súper maleducados. Son los que son pura sonrisa con los extraños, pero de cara a su hogar son hoscos, secos, irónicos y, en general, maltratan a todos.
Esa situación me inspiró a hacer ese post. Porque el tesoro que debes cuidar es justamente ese: el trato amable y cortés con todos en tu hogar.
Es completamente diferente la resolución de un conflicto (que todos tenemos en nuestros hogares), usando un lenguaje respetuoso, un tono sereno, un ánimo de cooperación, a hacerlo de forma brusca, atropellando y maltratando a los demás.
Pero ¿con cuánta frecuencia se cae en los gritos, la grosería, la descalificación?
Te invito a comenzar este año con el firme propósito de dejar entrar a la amabilidad y la cortesía a tu hogar. Verás la diferencia de inmediato.
¡Haz la prueba! ¡Claro que puedes!


